La madera es un material leñoso elaborado por un organismo vivo en el seno de un ecosistema. La exposición al sol, la naturaleza del terreno, la altitud, la temperatura ambiente, el clima... actúan directamente sobre el crecimiento de los árboles. El grosor de la albura y de los anillos anuales de crecimiento, la densidad y el grano son los indicadores del crecimiento del árbol y marcarán la calidad de su madera. La madera es por naturaleza ecológica, reciclable y renovable. Es también fuente de producción energética.
Nudos, vetas, grietas, fisuras, variaciones de color, deformaciones dimensionales. Fenómenos que no afectan a la resistencia y la durabilidad de la madera. La madera es higroscópica, es decir que es susceptible de perder o recuperar la humedad en función de la temperatura y de la humedad presente en el aire ambiente, en función de las condiciones climáticas (sol, rocío, inclemencias del tiempo). Dichos parámetros conllevan inexorablemente variaciones dimensionales de la madera: deformaciones, mermas, hinchazones, fisuras en función de la especie y de la dirección del hilo de la madera (transversal, radial, tangencial).
Pero existen procedimientos que permiten limitar su deformación. Por ejemplo, el secado a una higrometría de entre el 12 y el 18% reduce considerablemente las variaciones dimensionales. Asimismo, la aplicación de un tratamiento mejora la durabilidad de la madera y la utilización de productos adaptados, en particular para usos exteriores, evitan las modificaciones de color y el fenómeno de agrisado de la madera. Por último, resulta primordial aplicar las normas descritas en los documentos técnicos unificados (DTU), que definen la aplicación de la madera teniendo en cuenta sus especificidades naturales.
DTU 31.2 construction de maisons et bâtiments à ossature en bois
DTU 41.2 Revêtements extérieurs en bois pour les bardages
DTU 51.4 pour les terrasses en bois